Recomendaciones para la diplomacia científica en América Latina y el Caribe
Se publican las primeras recomendaciones para fomentar la Diplomacia Científica en América Latina y el Caribe. Dichas propuestas han sido elaboradas por los participantes de hasta 10 países que asistieron al primer Curso de Diplomacia Científica para gestores públicos de América Latina.
A través de la formación en Diplomacia Científica, Tecnológica y de la Innovación (DCTI) recibida a lo largo de cuatro jornadas de debate que tuvo lugar en el Centro de Formación AECID de Santa Cruz (Bolivia), entre el 11 y el 14 de diciembre de 2017, los participantes han preparado una serie de recomendaciones. El curso fue organizado por la Secretaría de Estado para la Investigación, el Desarrollo y la Innovación (SEIDI) en colaboración con FECYT.
Del informe publicado se desprenden recomendaciones hacia cuatro agentes específicos con el objetivo de mejorar la diplomacia científica en América Latina y el Caribe. Estos son: los gobiernos, el sector académico y científico, el sector industrial y la sociedad civil.
En primer lugar, a los Gobiernos se les recomienda reconocer el valor de la Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+I), ya que es una pieza fundamental tanto en la toma de decisiones políticas como para el avance económico del país, pero también para el fortalecimiento de las relaciones entre los países.
Por todo ello se sugiere dotar de presupuestos acordes al desarrollo de estas actividades, así como mejorar la relación entre los científicos, los políticos y la sociedad civil. Por último, el informe habla de “avanzar” en la idea de un Espacio Iberoamericano de Investigación que “permita la libre circulación de talento científico en la región y una mayor colaboración científica entre países”.
Las recomendaciones al sector académico y científico también inciden en un mayor esfuerzo por la comunicación entre científicos y políticos, pero también entre las propias universidades, bien sean nacionales o internacionales para el fomento de redes internacionales de talento. Además, en la formación del profesional científico se debe mejorar la adquisición de habilidades en comunicación, liderazgo o inteligencia emocional. Se sugiere también la idea de incluir la disciplina de la Diplomacia Científica en la universidad no solo como materia de estudio e investigación, sino que también como pilar fundamental de las políticas universitarias para la proyección exterior de estas instituciones.
Para el sector industrial se habla de “facilitar la incorporación de doctores y científicos” en el tejido empresarial de cada país, pero también propone que tome parte en el debate sobre políticas públicas y sea una voz autorizada a la hora de contribuir al bienestar social y al desarrollo.
Por último, a la Sociedad civil se le recomienda reclamar la inclusión de la I+D+I como prioridad fundamental en la agenda de sus representantes políticos.
La DCTI tiene por objeto situar la ciencia, la tecnología y la innovación entre las prioridades de la agenda de política exterior de los países y facilitar y enriquecer las relaciones internacionales con la inclusión de temas científicos. Además, la DCTI es un elemento fundamental para conseguir que las decisiones políticas y el diseño de las políticas públicas tengan en consideración la evidencia científica, tecnológica y de la innovación. Contribuye además a resolver los retos más apremiantes de la globalización, tales como el cambio climático, las pandemias, los desastres naturales, la proliferación nuclear o la seguridad cibernética, apoyándose en el conocimiento científico y la tecnología innovadora.
Cada vez más, los países empiezan a desarrollar estrategias de DCTI y los participantes de este curso acordaron que este conjunto de recomendaciones podrían ser muy importantes para generar el debate sobre la materia en la región de Latinoamérica y Caribe.
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