Lunes, 18 Octubre, 2021

La alfabetización ambiental se configura como una competencia educativa global de nuevo cuño. Integra aspectos cognitivos, habilidades procedimentales, actitudes y compromisos de acción con el medioambiente. La educación ambiental (EA) capacita a las y los escolares para entrenar esta competencia, entender mejor las incógnitas ecológicas de nuestra era, hacer suyas las demandas y comprometerse en la búsqueda de soluciones. Contribuye a despertar su conciencia ambiental y potenciar su rol de sujeto histórico-ecológico activo preocupado y comprometido con su ambiente ecosocial y sus problemas locales y globales.

La EA no es un “además” en el quehacer escolar. Hay experiencias educativas suficientes para combatir la idea ampliamente extendida de complemento curricular que envuelve y acompaña a las verdaderas facetas educativas. Ya es hora de otorgarle la verdadera entidad temática y asignarle escenarios y tiempos propios; ese sería el gran reto en que coincidirían la LOMLOE y los Objetivos Desarrollo Sostenible (ODS), desde un trabajo armónico y coordinado con las iniciativas y programas de EA extraescolar.

Las pruebas PISA evalúan ya esta nueva dimensión pedagógica que atiende requerimientos educativos inéditos en la formación de la ciudadanía. Esos aprendizajes están relacionados de forma integrada con sus conocimientos, actitudes, interacciones y compromisos ecosociales.

Imagen: Competencia global PISA (2018).

Parece razonable pensar que para adoptar medidas de ambientalización curricular que permitan reducir la huella de carbono (Acuerdo de París) se necesitan educadores bien formados, comprometidos en la construcción de las mejores relaciones sociedad-naturaleza, atendiendo a valores de justicia, solidaridad y equidad, aplicando principios éticos y de respeto a las diversidades.

Disponemos de resultados de investigación educativa contrastada sobre la potencialidad e interés de determinadas metodologías de aprendizaje. Todas ellas capacitan al alumnado para enfrentarse a problemas ambientales enmarañados y complejos, que animan a buscar soluciones eficaces, sostenibles y eficientes para mejorar la vida colectiva:

Imagen: Ejemplo de ciencia participativa con escolares.

Además, también disponemos de recursos educativos que pueden ser de utilidad en el aula:

  • El visor de futuros Adaptecca permite hacer previsiones y modelizar por regiones diferentes escenarios de futuro.
  • Las calculadoras ambientales ayudan a estimar la huella de nuestra actividad energética, hídrica, de emisiones, de residuos, de descarbonización, de consumo... Útil para evaluar la huella ecológica personal y la del centro, haciendo un seguimiento regular en el tiempo.
  • Recursos como Global Climate Change aportan una mirada crítica al calentamiento global, proporcionan una foto actualizada de mi localidad y de los posibles escenarios futuros. En el mapa europeo se pueden visualizar aumentos absolutos de temperaturas previstos en la UE, y lo que estos suponen en países del norte o del sur.
  • Los programas de Ecoescuelas sostenibles, ESenRED y las Agendas 21 Escolares son microejemplos de buenas prácticas sociales en la gestión ambiental participativa.
  • Iniciativas como el World Cleanup Day ayudan a ponerse “manos a la obra”. Esta estrategia la plantean muchos de los programas educativos en curso tales como Aldea, Atlántida, Climántica, Resclima, Recapacicla, Global Challenge, ESenRED, Start, Coastwach, Unlock, UE-4SD, Profes por el futuro, …
  • Algunas estrategias de gamificación podrían ser útiles, como el Juego de la Educación Ambiental, propuesto por la Junta de Andalucía, incluso videojuegos, aplicaciones y quizá hasta serious games, aunque se necesita más investigación al respecto.
  • Los productos audiovisuales y el cine pueden ser también buenos aliados. Por ejemplo, "El olivo" de Iciar Bollaín puede ser un recurso didáctico emotivo e ilustrativo para analizar las políticas de greenwashing (lavado verde) que promueven determinadas marcas comerciales para colgarse el eslogan de compromiso con el medio ambiente.

Imagen: Biblioteca Climántica

Para realizar un abordaje integrado de propuestas como la Agenda 2030 proponemos que el alumnado logre:

  • Desarrollar el pensamiento sistémico, estratégico y anticipatorio.
  • Visionar escenarios futuros, convivir y trabajar con la complejidad.
  • Contextualizar los problemas ambientales, pensar críticamente.
  • Clarificar valores, promover el diálogo interdisciplinar y una visión de la ciencia transversal.
  • Comprometernos en la toma de decisiones.

Imagen: Relación entre competencias clave de sostenibilidad y los 17 ODS.

Desde diferentes formatos, metodologías, instrumentos y recursos escolares y extraescolares podemos avanzar hacia niveles de logro progresivo en las competencias de alfabetización ambiental de los estudiantes. La investigación educativa contemporánea muestra que la educación no formal, como aquella que se da en los museos o en los centros de naturaleza, así como los programas educativos extraescolares pueden contribuir de forma eficaz a complementar el trabajo de la escuela y ayudar a contextualizar, transferir y generalizar aprendizajes, desarrollar actitudes, valores y trabajar las emociones.

Imagen: Videojuegos sobre Agua y Cambio Climático.

La oportunidad de la LOMLOE es a la vez un gran reto: habla mucho de desarrollo sostenible y lo liga con ciudadanía global. Cada uno de los términos es en sí mismo complejo se puede interpretar de formas muy diversas: desarrollo vs. decrecimiento, sostenible vs. sostenido que demanda nuevos recursos, ciudadanía vs. individualidad práctica y comprometida, global vs local.

Los proyectos de centro, el aprendizaje servicio, el aprendizaje basado en retos y el aprendizaje funcional basado en problemas reales parecen estrategias recomendables para consolidar una gestión ambiental de la vida, que lleve al alumnado y al profesorado a la madurez ecosocial.

Imagen: Web Eco’s de Celtiberia y blog Ecoescuela abierta de El Diario de la Educación.

 

Autor/a/es/as: 
José Gutiérrez, Carmelo Marcén
José Gutierrez

Catedrático de métodos de investigación y diagnóstico en educación, imparte clase en la Universidad de Granada. Sus líneas  de investigación están centradas en la evaluación de la calidad de los programas y recursos de educación ambiental.

Carmelo Marcén

Maestro y doctor en Geografía. Docente en Primaria, Formación del Profesorado y Secundaria en el IES Miguel Catalán. Investigador Asociado en el Dpto. de Geografía y en la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza. Dinamiza el blog Ecoescuela Abierta en El Diario de la Educación.

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